Algunos fantasmas son mujeres,
ni abstractas ni pálidas,
con los pechos flácidos como peces muertos.
No brujas, sino fantasmas,
que llegan moviendo sus brazos inútiles
como siervos abandonados.

No todos los fantasmas son mujeres,
he visto otros;
hombres gordos y de vientre blanco,
llevando sus genitales como trapos viejos.
No demonios, sino fantasmas.
Éste golpea descalzo, tambaleándose
encima de mi cama.

Pero eso no es todo.
Algunos fantasmas son niños.
No ángeles, sino fantasmas;
enroscándose como tazas de té rosa
sobre cualquier almohada, o pateando,
mostrando sus traseros inocentes,
llorando por Lucifer.

Anne Sexton. Fantasmas
inicio